martes, 30 de septiembre de 2008

Nuestro cine “independiente” nacional


No es fácil ser parte del cine independiente nacional. La mayoría de los profesionales que trabajan en el ambiente tienen que tener otros empleos para poder mantenerse. Además, es difícil conseguir subsidios y es un ambiente donde los sueldos son nulos o insuficientes.
Sin embargo, la producción independiente es una oportunidad para ganar reconocimiento. Por ejemplo, Andrés “Pepe” Estrada (27), se recibió de Director Cinematográfico en 2001 en la FUC (Universidad del Cine) y, desde entonces, muchas de sus producciones fueron ganadoras en festivales.

Se define así mismo como freelance. Acaba de terminar de editar un documental de Pablo Trapero, director de La Bonaerense. Participó en gran cantidad de cortos: Mi primera salida (2005), Yakuza (2002), Felipe (2002), entre otros. También trabajó en largometrajes como Judíos en el espacio (2005), El amor (primera parte) (2004), Equilátero (2002), etc. Aunque realizó distintas funciones, lo que más le gusta es la dirección, el montaje y la dirección de sonido. “La película se escribe tres veces, cuando se escribe el guión, cuando se dirige y es interpretado por los actores, y cuando se monta. El montaje puede cambiar completamente la historia y es el última instancia de la cadena, por eso me gusta más”.
Actualmente, trabaja con publicidad y comunicación corporativa, que es lo que le deja plata y tiempo para dedicarse a proyectos que lo lleven hacia donde él quiere. Por ejemplo, en el verano va a filmar un largometraje sobre 3 historias de amor. La dirección y su costo, 6 mil pesos, la asumirá él. Todavía está todo muy verde pero ya está buscando actores a los que les interese participar.
En relación al cine independiente, “Pepe” sostiene que en el país, esa distinción es prácticamente inexistente. Esas diferencias pueden observarse en Estados Unidos porque hay grandes estudios cinematográficos que producen películas con presupuestos millonarios. “Acá eso no se da mucho, salvo en las producciones que son claramente para la venta, como Isidoro o las de Guillermo Franchela, donde se invierte mucha plata, por la cantidad de espectadores que atrae o porque recibe favores del Instituto. Me atrevería a decir que en Argentina, la diferencia entre cine independiente y no independiente, está en su relación con los monstruos de la televisión, como Cuatro Cabezas o Ideas del Sur; son muchas las ideas que surgen del éxito televisivo de algunas cosas”.
Se puede hacer cine dentro o por fuera del Instituto (INCAA, Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales). “Realizarlo por adentro significa recibir subsidio, el cual puede representar el 75 por ciento de los costos de la película”, dice el director. Si se hace por afuera, sería lo que se denomina cine independiente. El problema con esta última opción es que para que se estrene la película en salas de cine, tiene que clasificar dentro del Instituto, lo cual implica tener que cumplir ciertos requisitos, como por ejemplo, que todos los que participaron, hayan cobrado un sueldo. “A veces la única forma de hacer una producción es definiendo que si no gana la película, no gana la gente”.
Por otro lado, Estrada habla de una tendencia “anti-instituto”. La productora El Pampero de Mariano Llinás, asegura que se puede construir un circuito alternativo y que no vale la pena gastar millonadas para hacer una película. Pero “es un esquema que no puede repetirse indefinidamente porque nadie puede vivir de eso”.
Aunque no puede vivir del cine, en publicidad trabaja con imágenes –que es lo que le gusta- y además le queda tiempo libre y dinero para poder invertir en producciones cinematográficas. El cine independiente, no es para enriquecerse, sino para ganarse el reconocimiento del ambiente.
Por: Luciana Massaferro
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lunes, 29 de septiembre de 2008

Cines de barrio


Los cines de barrio tuvieron su auge entre 1930 y fines de los 60 y formaban parte de la vida de los vecinos. Pero la aparición de las grandes cadenas y las nuevas formas de entretenimiento los condenaron al olvido. A pesar de que la mayoría de estas viejas salas fueron ocupadas por farmacias e iglesias evangélicas, existe una sala llamada San Pedro que sigue funcionando en el barrio porteño de Monte Castro.

Es la única sala barrial en funcionamiento de mantenimiento privado. En 2003, luego de permanecer cerrada durante 13 años, reabrió sus puertas al público. Aunque se encuentra en un edificio perteneciente al Instituto San Pedro, el encargado de su funcionamiento, cuentas y gastos, es un grupo de cinco vecinos que formaron una asociación de capital y trabajo.
El cine tiene equipos de 1940 que fueron restaurados. Posee capacidad para 300 personas y una pantalla de 10x5 metros que se levanta como el portón de un garaje para convertir el lugar en una sala de teatro. Es la única sala argentina que utiliza proyectores que se alimentan a carbón con varas importadas de los Estados Unidos. A pesar de que la calidad es la misma, este equipamiento exige estar pendiente de manera constante.
Para publicitar la programación, reparten 20 mil volantes por semana, colocan afiches en los comercios y envian mails a los vecinos que dejan sus datos.
Según Ariel, miembro de la cooperativa que maneja la sala, la reapertura del cine fue muy positiva para el barrio: "los vecinos no necesitan perder una hora de viaje en colectivo para ver una película. Los más beneficiados son los abuelos porque son ajenos al universo del shopping y muchos de ellos habían dejado de ir al cine".
Por: Luciana Massaferro
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ENTREVISTA A NORMAN BRISKI


Norman Briski no sólo es uno de los actores y maestro de actores más reconocidos y prestigiosos de nuestro país sino también un hombre comprometido políticamente con la sociedad.
¿Tu familia le dio mucha importancia a lo cultural durante tu infancia?
Si, mi padre y mi hermana. Muchísima. Venían artistas a mi casa, siempre íbamos al teatro. Mi viejo daba los artefactos eléctricos del teatro, entonces yo entraba gratis y veía todo lo que se estaba haciendo. Estaban muy metidos en la cultura. Mi mama tocaba el piano. Además, todos eran lectores. Por otro lado, en la escuela, tenía una doble escolaridad. A la mañana iba a la escuela pública y a la tarde iba a la escuela judía que era de cultura y tradiciones izquierdistas, socialistas, comunistas.
Era del partido comunista….
Exactamente.
Entonces se puede decir que de chico mamaste toda la cuestión de política…
Mame la 2° guerra, los 7 hermanos de mi padre asesinados en Europa, mis abuelos, etc. Yo me acuerdo de haber presenciado la terminación de la 2° guerra mundial, la caída del Reich.
Es curioso que viniendo de padres comunistas (antiperonistas) terminaste ligando al peronismo.
Es que hay una izquierda peronista que mis padres no tenían, al contrario, eran antiperonistas. Sin embargo yo estuve ligado a la clase trabajadora desde chico; yo vi el peronismo en sus 10 años, lo viví y supe lo que pasó con las mayorías. Entonces siempre dije que no podría haber hecho otra cosa porque ví el progreso en la clase trabajadora, la alegría del pueblo, la alegría de las mayorías. Así que tuve una relación con la potencia del peronismo en ese momento en la infancia.
Por: Federico Millenaar

Teniendo en cuanta tu vinculación con las organizaciones culturales de Montoneros y tu participación en el peronismo de base ¿Qué te dejó tu experiencia política? ¿Algo de escepticismo?
Si….No tendría una ubicación en ninguna organización, tampoco como miembro de un partido. La realidad no me permitiría identificarme con ningún partido. Para mí el peronismo terminó su ciclo progresista. Por eso Zamora significaba un salto cualitativo en el pensamiento social o político y también fracasa por razones de cadencia o conducción.
Se puede decir que te desengañaste un poco…
No, yo no me desengañaría por nada pero es porque ya tengo tanta cultura que sé que el escepticismo es una enorme fuerza. El que es escéptico puede mover montañas dice Bretch. El escepticismo a mi me da fuerza, no me quita el interés por saber qué pasa, pero sí se puede decir si soy escéptico con estos progresismos, con el peronismo de hoy, con la clase política argentina.
Yendo más para el lado de su carrera. ¿Cómo definirías tu formación?
Tengo una formación, o mejor dicho, una información informal. Soy muy informal. Ojala hubiese podido ser más consecuente, menos irregular. Yo he estado en los lugares de puro aventurero, o sea mi formación es la formación de un aventurero, me meto acá y allá. Nunca estuve demasiado en ninguna institución.
¿Esta educación informal la trasladas cuando le toca enseñar?
Cuando enseño creo que la perseverancia es la parte más necesaria. Como también es muy necesaria para algunas personas la capacidad de aventura. Aventurarse. Para mí sería bueno llegar a institucionalizar algunas cosas, por ejemplo estar tres años estudiando con permanencia. Soy muy irregular y hago todo pero en formas infantiles. Todo eso lo hago pero no con un encuadre. En cambio cuando enseño el encuadre es importante. En veinte años que doy clases debo haber faltado 3 veces.
¿A qué te referís con términos infantiles?
En que la forma infantil quiere jugar y que cuando no es un juego, te aburrís. Entonces, cuando está esa cosa de permanencia, de rutina y que se yo, se acaba el juego, uno tiende a huir.
Decís que empezaste de muy chico a hacer esto…
A los 5 años. Estaban en Santa Fe, preparando una obra, y miraba por el vidrio de la puerta. Entonces la maestra, que era de esas buenas maestras, se dio cuenta y me hizo pasar y poner en la obra, y así fue la primera vez que subí a un escenario, donde decía una frasecita.
Eso lo marcó hasta ahora…
No sé si me marcó. Pareciera que sí. Lo que verdaderamente me marcó fue “Esperando a Godot”. Fue una obra que vi en Córdoba. Me colaba al teatro, con los ojos azules es fácil colarse; pasaba, y me iba al palco. Miré la obra y dije “qué hacen estos tipos con los zapatos, con la zanahoria”. No podía creer que el teatro pudiese tener una visión tan novedosa, fui atrás y mire como salían y entraban. Me entusiasmó muchísimo saber que existía esa estética y dije “esto me gusta”. Eso sería a los 16 años. Estudiaba y me escapaba. Era muy de escaparme por la ventana y hacer cortocircuito para no tener más clases. Pero no era mal alumno tampoco…. Estudiaba para técnico electromecánico y era mucho más divertido que estar con los juegos de clase media tradicional.
¿Tu familia te apoyaba?
Ni me apoyaban ni me sacaban el apoyo. No se ocupaban mucho de nosotros. Tenía que pasar algo muy grave, por ejemplo tirar tiros en la escuela. No era muy bandido pero tampoco era tranquilo. Estaba detrás de alguna cosa divertida.
Volviendo al tema de la política….Durante tu exilio ¿veías al teatro como una forma de hacer política revolucionaria?
Yo creo que el teatro puede acompañar pero no vas a hacer una revolución con el teatro ni mucho menos. Es más del campo de la subjetividad. Puede inquietar o movilizar determinadas cosas. Es un juego que sería bueno reconocer, y a mi me gusta mucho, pero tampoco voy a cambiar al mundo con eso.
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Revuelto gramajo

“La pesca es un mundo creado aparte de todos los otros y tiene dentro mundos especiales propios” (Norman MacLean: Nada es para siempre). La frase define a la pesca como un arte que excede el mero acto de “tirar y sacar”, una conexión espiritual con la naturaleza. Partimos a la Costanera Norte tratando de desafiar este pensamiento, en busca de lo mundano.
Mirando hacia el Río de la Plata y como continuación perfecta de Palermo, está la Costanera Norte. A lo largo de dos kilómetros de paseo ribereño se ven velludos pescadores que miran absortos sus tanzas a flote. “El río está revuelto, algo crecido y no hay peces, por ahí algún que otro bagrecito o patí. Ni un solo pique en más de dos horas”, comenta Demetrio, viejo morador de estos pagos, quien desoye los consejos de no comer pescado aquí por la turbiedad de las aguas. “Los pescados grandes vienen de adentro. No pasa nada”, dice. Pero la contaminación es real: resulta triste ver botellas de gaseosas flotando, entre otras inmundicias.
Eduardo es el típico pescador urbano de esta zona: su forma de hablar denota sabiduría en el tema. “Se puede pescar siempre y cuando no esté la luna llena, porque el pescado se va río adentro, a las profundidades”, dice con la voz entrecortada. Para él, “la temporada de verano para la boga es espectacular”, así que se viene todos los sábados con su hijo menor. Hoy tuvo un saldo positivo: “Saqué una boguita de tres kilos, algo raro para la Costanera”.
Nos acercamos a un puesto de carnadas. El panorama tampoco es desalentador para Sergio, que lleva su negocio hace más de diez años. “Fijate que todos sacaron algo: bagres amarillos, bogas, patíes, hasta armados. Acá hay de todo”, afirma este simpático barbudo. Sin embargo, no está a gusto con la moda chic que se apropió de la Costanera Norte: “La gente ahora viene a comer a estos restaurantes carísimos y los pescadores estamos cada vez más afuera del paisaje”. Mientras tanto, algunos físicos portentosos le dan duro a los pedales, otros llegan con sus lustrosos autos de marca, mucho salen de Siga la vaca con ropa que probablemente fue comprada en la Bond Street.
*Martín Hermida*
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jueves, 25 de septiembre de 2008

En busca del rock perdido


Sergio Marchi es un reconocido periodista de rock. En 2005 publicó el libro El Rock perdido, de los hippies a la cultura chabona. Allí se propone explicar cómo el género nacional, desde sus comienzos en la década del sesenta, llegó a la tragedia de Cromañón. El autor expresa así una clara posición respecto de las transformaciones que fue sufriendo la oferta musical y el público, en el marco de los acontecimientos que tanto golpearon a la Argentina. La siguiente entrevista nos acerca a su trabajo y, sobre todo, a su modo de entender la realidad del país.

-Cerrás El Rock Perdido a modo de reflexión, invitando al lector a pensar en la posibilidad de recuperar el rock nacional ¿Vos sos optimista respecto de esa tarea que se tiene por delante?
No. Si un país atraviesa alguna circunstancia complicada eso va a aparecer en el rock porque no se aísla respecto de las cosas que pasan sino que las contiene, las refleja. A mí la Argentina no me ofrece muchas esperanzas, entonces ¿por qué el rock habría de ofrecérmelas? Sin embargo, la historia está en movimiento, no está dicha la última palabra y las cosas pueden cambiar, pero yo no veo que por ejemplo en los últimos cinco años las cosas se hayan modificado, tal vez sí en el país pero no dentro del rock ni en la gente. Yo creo que hasta que no haya un cambio de mentalidad general, esto va a seguir siendo así.
-En las primeras paginas de tu libro, decís que todavía permanece cierta “resistencia hacia el rock en el inconsciente colectivo argentino”; sin embargo, cuando uno termina de leerlo queda la sensación de que el rock nacional se ha convertido en un fenómeno verdaderamente masivo, quizás demasiado, ¿esa masividad, de alguna manera, no entra en contradicción con la resistencia de la que hablas?
Puede que entre en contradicción, pero que sea masivo no quiere decir que tenga una aceptación plena. Lo que pasa es que hay una desconfianza, son resabios que quedan: ah este es rockero, seguro que es puto, drogadicto, negro, judío… y se le ponen un montón de etiquetas de rechazo.
-¿Es una característica propia de la sociedad argentina o se da también en otros países?
No, yo creo que es de acá.
-¿Y a qué le atribuís esa resistencia?
El argentino de por sí es racista, si no es con los negros es con los bolivianos o con los peruanos o con los paraguayos o con los coreanos, con todo aquel que es diferente, y el rockero es diferente.
-Te retransmito una pregunta que le hiciste a Luis Alberto Spinetta en la entrevista que cierra al Rock Perdido: ¿sólo por la desgracia que sufrió el país se puede explicar la caída del rock en Argentina?
Hay varias explicaciones. La idea de la futbolización del rock, puede tener que ver con las crisis económicas o no, pero es un hecho. Yo te cuento mi experiencia, no me pidas que piense como un chico de veinte, yo viví el rock a partir del año setenta y cuatro, ni siquiera soy de la primera generación. Pero antes cuando uno veía al tipo que iba a la cancha a cagarse a trompadas pensabas: como ese, no; en cambio hoy, los pibes ven al barrabrava que se falopea y se agarra a piñas como algo divertido. Entonces el rock se termina convirtiendo en todo aquello que alguna vez detestó y en ese viraje hay algunos malos entendidos. Y también está la crisis del país y de la educación, sobre todo en lo que tiene que ver con los modales, con el respeto por el otro. Antes en los recitales nos cuidábamos entre todos, ahora acá parece que tenés que ir a enfrentarte con la policía para tener chapa de macho, tenés que hacer un montón de cosas machistas de las que el rock siempre abjuró. Yo veo mucha mediocridad dentro del rock hoy en día y que el negocio funciona para potenciar esa mediocridad. Veo algunas de las bandas nuevas que saca Pop Art y me quiero matar, como un grupo que se llama Pánico Ramírez que tiene un tema que se llama Soy Karadajian; digo, que chiste viejo… ¿no tiene nada que hacer esa gente que se pone a pensar en esas pelotudeces?, ¿no tienen ninguna inquietud?, ¿leen algún libro?, ¿saben quién mierda es Borges?, ¿leyeron alguna vez un cuento de Cortázar? El rock antes te llevaba para esos lados.

*Agustina Cavaliere*
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lunes, 22 de septiembre de 2008

Entre el cine y la revolución

El séptimo arte es, quién lo puede dudar, un medio de propaganda política muy poderoso. Pocos fueron los directores que hicieron uso de esta particularidad para embarcarse en la crítica y la denuncia. Muchos menos traspasaron los límites propios del artista y bregaron por un cine revolucionario, de claro mensaje político.
Uno de ellos fue el soviético Sergéi Eisenstein, partícipe del Ejército Rojo que, tras la Revolución de Octubre de 1917, ofreció su visión estética del mundo a través del cine. La organización y la unión en la lucha son el baluarte de sus películas. Sus narrativas evitan el individualismo y se dirigen a cuestiones sociales de fondo, donde el papel protagónico lo tiene generalmente la clase obrera o, en su defecto, algún sujeto colectivo. Autor de El acorazado Potemkin, La huelga y Octubre (entre otras), Eisenstein es además uno de los mayores teóricos en materia cinematográfica: su manejo de la edición y la creación del montaje fílmico lo convierten en un director citado en revistas especializadas.
En la actualidad, la temática socialista es revitalizada por Ken Loach, militante trotskista de nacionalidad inglesa, autor de películas como Tierra y Libertad, El viento que acaricia el prado y Riff Raff. La bronca, el inconformismo social y la persistente crítica a la burguesía sobresalen en su obra, plagada de toques de humor e ironía. Loach incursionó además en televisión; durante los ´60 y ´70 alcanzó su cénit, no sin sufrir varias censuras. A diferencia de Eisenstein, sus films tienen protagonistas, aunque claramente influenciados por la clase a la que pertenecen. Los avatares por los que atraviesan hacen a la sociedad responsable última de sus fracasos y decepciones. En este sentido, aun cuando no siempre se ocupa de procesos revolucionarios, Loach es un claro expositor de la lucha de clases en el arte.
Si de películas se trata, debemos mencionar algunos ejemplos famosos. La clase obrera va al paraíso (1972), de Elio Petri, narra la vida de un obrero de fábrica que se rebela de su vida convencional tras un accidente laboral. La Patagonia rebelde (1974), basada en el libro homónimo de Osvaldo Bayer y dirigida por Héctor Olivera, cuenta con un rigor histórico formidable las huelgas obreras patagónicas de 1921. Conviene detenerse en V de venganza (2005), adaptación de los hermanos Wachowsky de un comic proanarquista, que causó gran revuelo en su momento. En el marco de una sociedad fascista del futuro, un superhéroe político apela en un principio a la violencia en un sentido de venganza personal. Más tarde, reconoce las críticas de su compañera y cree necesaria una acción conjunta. No se puede negar en V de venganza el efecto justificador del derecho a la rebelión y a la acción directa. Le falta, indudablemente, un programa y una organización colectivos. Finalmente, Rojos (1981), de Warren Beatty, relata la vida de John Reed, reportero que se convirtió en el único estadounidense enterrado en el Kremlin. Las desaveniencias que se producen entre el amor y la convicción política son retratadas con todo su esplendor aquí. Pero fundamentalmente Rojos nos enseña que el periodista puede estar comprometido con el tiempo que le toca vivir, no en forma pasiva, sino interviniendo activamente en el desarrollo de la historia.
*Martín Hermida*
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jueves, 18 de septiembre de 2008

El no tan viejo truco de los mails en cadena



Los hoaxes –en inglés broma o burla- son mensajes con información falsa que recorren la web en forma de e-mails. Determinar el origen de cada uno de ellos es una tarea prácticamente imposible ya que los contenidos se van adaptando de acuerdo al país o la región, lo que les permite recorrer el mundo entero.
Si bien pueden abordar diferentes temáticas, hay algo en lo que todos coinciden: al final del texto siempre se le solicita al lector que reenvíe el mensaje a la totalidad de sus contactos, incluso, algunos auguran grandes desgracias al que no lo haga. Es así como los hoaxes consiguen su objetivo: captar miles de direcciones de correo que luego son utilizadas para la difusión de spam.
Además, existen versiones capaces de ocasionar auténticos perjuicios. Entran dentro de esta categoría los que incluyen un adjunto infectado con virus y los que inducen a eliminar un archivo vital para el funcionamiento de la PC, con el falso argumento de que es nocivo.
Pero hay formas de evitar caer en el engaño: ante un mail sospechoso se puede consultar a los listados de hoaxes que las empresas Symantec y McAfee brindan en sus correspondientes sitios web.
Porque estar informados es la única manera de hacer que la red sea un lugar más seguro y agradable para todos.


*Agustina Cavaliere*
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sábado, 13 de septiembre de 2008

Un mundo felíz


A pesar de haber sido escrita en 1932, la obra literaria de Aldous Huxley, Un mundo felíz, se aproxima mucho a la realidad actual.
Esta novela futurista es la más reconocida del autor. Propone la existencia de dos mundos paralelos: un grupo minoritario que habita en la civilización y el resto aislado en el "barbarie".
La sociedad logra la perfección, gracias a una ruptura total con las viejas tradiciones. No hay unión afectiva entre personas. No existe la familia ni la reproducción natural. Los laboratorios "fabrican" a los individuos con las capacidades y limitaciones correspondientes a la "casta" a la que pertenecen. La única ambición que tienen es recibir su dosis diaria de soma, una droga que les permite perderse en sus sueños por un tiempo.
En contraposición a éste, está el total "salvajismo", donde se vive con los viejos hábitos humanos. La gente sufre, se enamora, procrea, fracasa y envejece.
La ficción que crea Huxley no parece tan distante al mundo en el que vivimos. Los avances de la ciencia, como las clonaciones, permiten pensar una sociedad perfectamente fabricada. ¿Qué diferencia hay entre la organización social del libro, donde la gente no tiene la capacidad de tener creencias y pensamientos propios, y la de gran parte de la población actual que, por carecer de recursos, se ve sometida a la marginación y a los deseos de unos pocos que tienen el poder?
Por: Luciana Massaferro Leer más...

jueves, 11 de septiembre de 2008

El concepto de mafia en el cine


La mafia alude a una sociedad secreta formada a mediados del siglo XIX en Sicilia, Italia. Más tarde, una rama emigraría a los Estados Unidos, alcanzando su cima en el siglo XX. Goodfellas (Buenos muchachos) de Martin Scorsese y The godfather (El padrino) de Francis Ford Coppola, son dos de los pocos títulos que pueden retratar sin menoscabo la sociedad americana de aquel entonces. ¿Qué imagen nos dan de la mafia y en qué se diferencian?
Estrenada en 1990, Goodfellas, con sus giros y un estilo muy característico, nos dirige al reino de lo íntimo y lo familiar, donde la mafia pareciera ser una forma de vida normal. La violencia es el hilo conductor, el lazo que une las vidas de todos los muchachos, desde el matón agresivo y poco cerebral, interpretado por Joe Pesci, hasta la mente criminal más implacable, interpretada por Robert De Niro.
En cambio, El padrino, de 1972, es en palabras del propio Coppola una alegoría del surgimiento del capitalismo. Por eso la historia se puede tornar distante. Pero de allí el mayor logro de esta película: es una fiel descripción del precio del poder, de cómo los más nobles sentimientos y la tradición pueden envilecer a un ser humano. El sentido del deber y la violencia ceñida a un argumento son parte del complejo megalómano de Coppola. Además, este clásico le da a la mafia su más viva expresión cuando Michael toma las riendas de la familia, mientras que difícilmente podremos verla en plenitud en Goodfellas, con las experiencias de un novato gangster como Henry Hill, el protagonista de la historia. Y todo ello sin nombrar la palabra mafia en el guión.
De este modo, el respeto a la familia y la solemnidad de El padrino contrastan con la amistad y redención, temas predilectos de la obra de Scorsese. No hay una mejor que otra, simplemente dos formas distintas de encarar un mismo concepto: la mafia italiana.
*Martín Hermida* Leer más...

Review Moonpark XVIII


El sábado último el ya clásico festival de música electrónica Moonpark cumplió cinco años y lo festejó junto a Hernan Cattaneo, el máximo exponente de la escena local.
El pabellón principal de Costa Salguero abrió sus puertas a las 23 con el holandés Eelke Kleijn
a cargo del warm up. Como de costumbre, la productora 2Net no se esforzó mucho con la ambientación: algunas pantallas proyectando imágenes del escenario, barras a los costados y un guardarropas demasiado chico.
Lo de Kleijn fueron dos horas y media de un progressive house sin grandes explosiones pero que dejó la pista a punto para el main. Subió Cattaneo y sobrevino la ovación, entonces arrancó el tan esperado set. Siguiendo su siempre fina y prolija línea musical, fue subiendo de a poco y llegó a pasar temas muy bailables; sin embargo, no alcanzó el nivel de sus últimas presentaciones en Creamfields y la Southfest. Esta vez tocó durante cuatro horas y media –prácticamente el doble-, pero el set nunca llegó a generar ese clima que hizo de las dos fechas anteriores algo inolvidable.
Much Love (Matt Samuels), Femme Fatale (Steve Lawler) y Solstice (James Holden) fueron algunos de los tracks que sonaron a lo largo de la noche; a las seis, puntual, llegaría el cierre con In a State de Unkle, uno de los momentos más celebrados.
Se terminaba la Moonpark a cinco años de su primera edición, será hasta el próximo encuentro, en diciembre, con el inglés John Digweed.
*Agustina Cavaliere*
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martes, 9 de septiembre de 2008

Alterio y Sacristán reflexionan en el escenario



La obra teatral Dos menos, del autor Samuel Benchetrit es protagonizada por Hector Alterio y José Sacristán. El director Oscar Martínez y los autores de esta nueva versión, Fernando Marsllorens y Federico González del Pino, supieron darle al elenco el espacio necesario para que se ilumine el escenario.


Dos hombres se conocen en una sala de terapia intensiva cuando les informan de su enfermedad terminal y deciden escaparse juntos para vivir lejos del hospital el tiempo que les queda. Es así como comienzan las conversaciones y monólogos de Alterio y Sacristán, reflexionando sobre las cosas importantes de la vida. Entre ambos se genera un vínculo de complicidad que les permite compartir sus logros, deseos, frustaciones y cuentas pendientes.


La trama es de alta carga emocional: el enfrentamiento a la muerte. Sin embargo, abordan el tema desde el humor y logran divertir al público mostrando las vicisitudes por las que deben pasar los enfermos. La obra, que también cuenta con la actuación de Claudio Da Passano y Diana Lamas, es un espectáculo para aplaudir de pie.
Por: Luciana Massaferro




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jueves, 4 de septiembre de 2008

Una historia de piratas


En los últimos años, el crecimiento de la industria discográfica ha sido seriamente limitado por el aumento de la piratería ya que más de la mitad -el 60%- de los discos vendidos en el mercado local no son originales. El incremento de los productos ilegales afecta por igual tanto a los sellos multinacionales como a los independientes.
También se suma otro fenómeno: cada vez menos gente compra discos originales por un solo hit (como solía suceder) al saber que simplemente puede descargarlo de Internet. Como resultado, muchas menos personas entran a las disquerías y se achica el mercado en su conjunto, incluso el independiente, que se favorecía indirectamente de las ventas de los artitas con mayor promoción. La consecuencias son dos y están entrelazadas: por un lado, las disquerías pasan a ser menos rentables y achican el espacio para la venta de discos, concentrándose en el top 100 o 200 (donde predominan las multinacionales); por otro, la diversidad de estilos se ve seriamente reducida con un predomino casi absoluto de lo “masivo”.
Según un estudio citado por la cámara del disco argentina (CAPIF) en el 2006 se descargaron en nuestro país más de 600 millones de canciones; aunque no existen datos más recientes, es seguro decir que ésta cifra aumentó aún más gracias amplio desarrollo de las conexiones de banda ancha.
Por: Federico Millenaar

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miércoles, 3 de septiembre de 2008

Alga



Es posible llevar en el bolsillo un collage de imágenes, de historias, de personajes, de paisajes...darles vida puede costar apenas unos segundos. El libro Alga de Gabriela Bejerman -1999, editorial Siesta- tiene el tamaño justo, es tan pequeño como para viajar en el saco de cualquiera, pero vale aclarar que seguramente calce mejor en el de una mujer, una joven mujer quizás.
Poesía y relatos cortos que logran crear atmósferas dulces, ácidas, eróticas, infantiles. Con pocas pero deliciosas palabras la autora consigue reproducir las diversas realidades que una mujer moderna puede experimentar.
Mundos dentro de un pequeño-gran mundo que se llama Alga, lleno de colores brillantes, de texturas, de olores, de juguetes y de rostros. Ese lugar imaginario que es delicado y salvaje a la vez, como una planta marina, como una joven que va descubriendo sus facetas más íntimas, -y a veces se sorprende de sí misma-, aquello que más placer le provoca y lo que más rechazo le despierta.
*Agustina Cavaliere*
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martes, 2 de septiembre de 2008

Ácido argentino (Hermética, 1991)

Ácido argentino es el segundo álbum de estudio de la legendaria banda nacional de heavy metal clásico, Hermética. Fue editado por Trípoli Discos en 1991, luego del lanzamiento de su disco homónimo y el maxisimple “intérpretes”. Recrea el estilo sin mayores rebusques ni florituras, con algunos medios tiempos y temas más rápidos y demoledores.
A la crudeza vocal, casi corrosiva de Claudio O´Connor y las originales líricas de Ricardo Iorio, se le suman los justos aportes del debutante Claudio Strunz en batería y el violero Antonio Romano. “La revancha de América” alude a los exterminios perpetrados en la conquista española, mientras que “Memoria de siglos”, “Gil Trabajador” y “En las calles de Liniers” poseen una crítica social que expresa sólo fastidio, nada de soluciones. “Evitando el ablande”, “Atravesando todo Límite”, “Predicción” y “Vientos de poder”, himnos heavy de los ´90, crean, a su vez, una comunión entre los seguidores de este estilo musical y un mensaje de resistencia contra la censura que sufrió en su momento. “Robó un auto”, donde se destaca el doble pedal de Strunz, y “Del camionero”, que amaga con una balada lenta y armónica para estallar en un poderoso riff en la tercera estrofa, parecen no encajar con el mensaje de bronca e impotencia que flota en el disco. Dos temas instrumentales, claros ejemplos de una técnica depurada en guitarra, completan la lista.
Sin duda, se trata de la obra más potente y representativa de esta banda. Infaltable para los amantes del rock pesado.
Video de "Vientos de poder" (Monsters of Rock 1994)

*Martín Hermida* Leer más...